Se hizo una intervención conductual con un niño de doce años con el objetivo de eliminar la conducta de morderse las uñas. La intervención duró 98 días y consistió en tres fases: línea base, tratamiento y seguimiento una vez finalizado el tratamiento. Las estrategias utilizadas durante la intervención fueron el uso de metas semanales, reforzadores positivos y negativos. Los resultados mostraron una disminución paulatina de la frecuencia de morderse las uñas, la que se eliminó por completo a partir de la cuarta semana de tratamiento.
Las conductas repetitivas centradas en el cuerpo se refieren a todos aquellos comportamientos que se centran en el tocamiento intencional de partes del organismo, como pueden ser las uñas, piel, cabello, etc… Se presentan de manera frecuente en la infancia y la adolescencia y pueden perdurar durante la edad adulta. Cuando la conducta se torna persistente y la persona es incapaz de evitarla pese a la voluntad de hacerlo, con el consecuente y significativo deterioro funcional y social, se vuelve patológica.
Las uñas son la superficie cutánea del dorso de la punta de los dedos y son láminas queratinizadas densas, las cuales sirven como herramientas que facilitan la tarea de tomar cosas, abrir objetos y proteger de agresiones externas el extremo de los dedos. En la onicofagia, la persona se muerde varias o todas las uñas de los dedos de las manos y/o de los pies, y es común que exista asimismo el mordisqueo de las cutículas, lo que provoca la formación de los padrastros.
Hay casos severos en que la mordedura sobrepasa el borde libre de la uña, lo que tiene como consecuencia un daño importante que incluye sangrado, dolor, infecciones… Este hábito se asocia a una disminución de la tensión, con lo cual las personas justifican la persistencia de la conducta pese al dolor y las consecuencias antiestéticas y no saludables.
Existen varias técnicas de modificación de conducta que son muy útiles para crear, mantener o incrementar coductas deseables, así como para reducir o eliminar las indeseables. Destacan el modelamiento o aprendizaje por observación, las instrucciones verbales, la economía de fichas, la exposición en vivo, etc…
A continuación se presenta el caso de un niño de 12 años que fue tratado conductualmente para eliminar la onicofagia.
MÉTODO
Sujeto
Niño de doce años, alumno de sexto de primaria, residente en Valdemoro (Madrid), quien presentaba la conducta de morderse las uñas desde los 5 años hasta la actualidad. Se observan inflamación en la yema y durezas alrededor de los dedos.
Instrumento
Para poder registrar la frecuencia de morderse las uñas, se diseñó un autorregistro con los siguientes datos: el día, la hora, la frecuencia, la actividad que se estuviera realizando, el lugar, los pensamientos y las emociones previas. El niño debía completar el registro al final del día durante los 100 días que duró la intervención.
Procedimiento
Solicitamos a los padres del menor su consentimiento por escrito para participar en dicha investigación, la cual firmaron ambos progenitores
Una vez que aceptaron, comenzó la primera fase de la intervención, que consistió en el registro de la línea base (LB), que tuvo una duración de 30 días consecutivos, durante los cuales el niño llenaba el autorregistro. Se establecieron junto con el niño las metas semanales, el reforzador positivo y el negativo que se utilizarían durante la fase de intervención. Estas metas consistieron en determinar el número de veces que se podía morder las uñas al día y su reducción paulatina:
- Primera semana, se puede morder las uñas tres veces al día.
- Segunda semana, se puede morder las uñas dos veces al día.
- Tercera semana, se puede morder las uñas solo una vez al día.
- Cuarta semana, se puede morder las uñas solo una vez al día.
- Quinta semana, no se puede morder las uñas ninguna vez.
Los reforzadores positivos que utilizamos fueron los siguientes:
- Primera semana, el niño podía usar el ordenador durante una hora al día, siempre que se cumpliera la meta semanal.
- Segunda semana, el niño podía usar el ordenador durante una hora al día, siempre que se cumpliera la meta semanal.
- Tercera semana, el niño podía usar el ordenador durante una hora al día, siempre que se cumpliera la meta semanal.
- Cuarta semana, se empleó un reforzador material (se le compraba algo previamente pactado entre el niño y los padres).
- Quinta semana, el niño podía usar el ordenador durante una hora al día, siempre que se cumpliera la meta semanal.
En cuanto al reforzador negativo, empleamos el siguiente
- Lavar los utensilios empleados para la cena (cuando la frecuencia de mordida superaba lo estipulado en la meta semanal)
A partir del día 31 iniciamos la segunda fase de la investigación, que fue el tratamiento conductual, con la aplicación de las metas semanales, así como del reforzador previamente seleccionados. Esta fase tuvo una duración de 35 días consecutivos.
A partir del día 66 comenzó la fase de seguimiento, que tuvo una duración de 34 días más, con el objetivo de comprobar que los logros alcanzados se mantenían a lo largo del tiempo. Durante la fase de seguimiento, el niño continúo completando el registro y recibía el reforzador siempre y cuando no se mordiera las uñas
RESULTADOS
Durante la fase de seguimiento se comprobó que la conducta de morderse las uñas se había eliminado por completo. El niño se mostró contento con los resultados obtenidos, lo mismo que sus padres, los cuales habían usado diferentes métodos con anterioridad para eliminar la conducta sin éxito alguno.
Como conclusión, podemos recomendar el uso de técnicas conductuales (cognitivo-conductuales en el caso de adultos) para modificar aquellas conductas que generan problemas o son desadaptativas para las personas.